Tres reglas para no amar ni ser amada
Ahora, cada vez que una amiga llega a mi diciéndome: es que me partió el corazón, es que me ilusioné, es que yo quiero algo y él nomás quiere cogerme… Le digo, mira la cosa es sencilla, aquí están mis tres reglas para escoger buenos amantes:
No dejes que se enamore de ti, ni te enamores tú de él, porque luego si uno empieza a confundir pasar buenos momentos con estar enamorados uno de los dos va a salir muy lastimado. Ahora que si deciden enamorarse que sea de mutuo acuerdo, no te vayas a embarcar sola NOOO y digamos que por agradecimiento de los buenos ratos que él te regala tampoco lo dejes que se embarque solo.
Un buen amante no debe juzgarte, NOOO, abundan esos que nada más quieren apañar y luego te tratan como basura fácil, guac, hay que huir de ellos como de la lepra, si de ésos pseudo-moralistas que Dios y el diablo nos libren. Un buen amante te da tu lugar, respeta la relación de confianza, cachondeo y libertad.
Un buen amante no debe poner en riesgo tu buena reputación (léase título de este blog) así es, no te involucres con alguien que pueda abrir la bocota en tu trabajo o que pueda sabotearte futuras relaciones, es decir, que sea todo un caballero desmemoriado.
Si uno se apega a estas reglas obtiene dos cosas buenas, la primera: no te involucras cada rato con cualquiera, digo amantes con las tres características no se encuentran a la vuelta de la esquina, y la segunda, es que aprendes a pasarla bien, haces amigos (sin violar la primera regla) y no terminas con el corazón roto.
Finalmente, huelga decir que el amor amor, es otro asunto, no es nada de lo que se haya hablado en este post.