Mujeres

Hay una región de la tierra,

donde las mujeres no esperan ni atienden los buenos modales,

donde las mujeres usan escotes pronunciados y jeans ajustados

donde las mujeres no se sientan a esperar que el amor toque la puerta,

donde las mujeres van por lo que quieren, se arriesgan, y piensan que...

"las piedras del camino no hay que moverlas, hay que volarlas, con dinamita si es necesario"

hay un lugar de la tierra donde las mujeres se arriesgan por amor y por atrapar la felicidad

donde no hay obstáculo pequeño ni grande que las detenga,

donde no importa el protocolo, lo que importa es envejecer tomada de la mano del hombre que escogiste, no el que llegó por manos del destino,

hay un lugar donde las mujeres se tatúan en el corazón que en la guerra y en el amor todo se vale.


Si, me encanta haber visto mi primer sol en ese lugar de mucho calor, mucha cerveza, cero protocolo y mucha pasión.

Un boleto de felicidad, por favor….

Y si salgo, y brinco, y sonrío, y me divierto.

¿De dónde has sacado que la diversión es felicidad?

Cómo piensas que puedo comprar un boleto para olvidarte o bailar una canción para no sentir que te extraño, o escuchar un concierto en el que no se incluye tu voz.

Será posible llegar algún día a tu ventanilla y decirte:

Me das un boleto de felicidad, por favor.

Ponme precio

Muero por tomarte, mis ansias viajan más rápido que tus aviones.

Conóceme, derrama aquí, en mis senos y mi ombligo la incertidumbre de estos años.

Voy hacia ti con objetivos claros, no para amarte… para ponerme precio.

Quería amarte, ahora es cuestión de negocios… cuántas lágrimas y minutos he de invertir para tenerte, cuántos estallidos de angustia hasta lograr la transacción, sólo para saberme negociante sin importar la calidad de la mercancía.

Quería saber qué tan arriesgado era invertir en ilusiones y si era cierto que la locura es la brújula de los enamorados… quería… ahora quiero saber cuánto te valgo.

De amor no se vive, y vale la pena vivir sin él ? Dime, ¿quien es tu dios?.

Quiero saber con precisión por qué cantidad de centavos al mes me cambiarías.

Quiero que le pongas precio a los minutos que deberías dedicar a recorrerme con tu lengua.
Ponle precio a cada carcajada, a cada instante de felicidad, a cada gemido.

Todos tenemos un precio, ¿por cuánto me cambiarías?

Regina y Diego

Regina gusta de dormir hasta tarde. Va siempre acompañada de Lulú, la muñeca de trapo que le regaló su tía cuando cumplió un año. –Lulú no come cebolla mami – dice siempre cuando ella no la quiere comer, lo heredó de su madre.

Es una niña saludable y juguetona, demasiado lista para sus 5 años. Es el orgullo de papá, le gustan los números igual que a él. No hay día malo y el estrés del trabajo queda olvidado siempre que ella brinca a sus brazos y le dice – Papi quiero jugar contigo – Papá no puede decir que está cansado, es imposible negarle algo a los enormes ojos café claro de mamá y la sonrisa de papá que iluminan la cara de Regina.

Diego, él es inquieto por naturaleza, le encanta armar cosas, tal vez un día sea ingeniero. Corre a los brazos de su padre cada vez que pasan por él a la oficina. Diego sabe que tiene el mejor papá del mundo y que el trabajo de papi es muy importante. Diego es el hombre de la casa, y aunque tiene 3 años, cuida a mamá y a Regina de cualquier peligro que las aceche.

Regina y Diego son el motor de sus padres, la vida es fácil cuando ellos sonríen.

Aunque tal vez, Regina y Diego estén condenados a morir antes de tiempo, mami y papi quieren decirles que los han amado desde antes que nacieran.