La velita
Casi por instinto me encerré en un cuarto oscuro y encendí una velita de olor a canela, y por instinto también mi alma respiró hondo.
Ahora que paso por una situación incómoda, ésa pequeña velita me contó muchas cosas, me recordó las miles de veces que he estado sola, las que he llorado y cómo después de todo he vuelto a reir y a ser feliz cada vez con más intensidad.
Me trajo a la memoria los diferentes lugares en que he vivido y los diferentes aires que han besado mis pulmones, la sonrisa que le he regalado a luz que ilumina a cada ciudad, esa simple velita me permitió escuchar a mi espiritu.
Con el tiempo...
Aprendes la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar un alma.
Y aprendes que el amor no significa apoyarte en alguien y que la compañía no significa seguridad.
Con el tiempo...
Empiezas a entender que los besos no son contratos, ni los regalos promesas.
Y aceptas tus derrotas con la cabeza en alto, con los ojos bien abiertos, con la compostura de una mujer y no con el rostro aflijido de una niña.
Con el tiempo...
Aprendes que a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana, es demasiado incierto para hacer planes.
Y aprendes que incluso los agradables rayos del sol queman, si te expones demasiado a ellos.
Por lo tanto...
Siembra tu propio jardín y adorna tu propia alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores.
Y así aprenderás que puedes sobrellevarlo todo, que en verdad eres fuerte, vales mucho y que con cada mañana llega un nuevo amanecer.
Anónimo.
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