Sus cicatrices
Se acercó a pedir una moneda, pero todo lo había hecho mal.
Estaba a dos metros de mi, y estaban también ellas, las cuatro cicatrices en su cara al lado de su boca, se extendían como si hubiesen sido hechas a propósito, llegaban hasta la mitad de su mejilla de algunos doce años.
Dicen que sus cicatrices no son mi culpa, a fin de cuentas es la primera vez que yo me topo a este niño en la vida, qué voy a saber yo los motivos!.
Sin embargo, creo que su cara marcada refleja la indiferencia de nuestros pasos, nos hemos vuelto indiferentes al dolor ajeno, y yo, por más que escriba no cambio nada, sólo me traje a casa una de sus cicatrices, me la puse en el corazón.
2 Comments:
Hay quien ni siquiera se percata de la cicatriz... hay quien normaliza tanto el dolor ajeno que ni le conmueve... mientras aun conmueva... aun tendremos algo que hacer. besos
Es verdad, tuve que retroceder en el tiempo para encontrar tu verdadera naturaleza, realmente un gusto encontrarte..
Señor de las Sombras
Publicar un comentario
<< Home